El Menjú


“El Menjú” es una antigua y abandonada finca señorial, con jardín botánico incluido, ubicada junto a una antigua central hidroeléctrica, también en desuso, que desde hace decenios está sufriendo los avatares del paso del tiempo y, sobre todo, de actos vandálicos.
Es una paraje singular, que hizo que fuese catalogado como elemento protegido en el antiguo Plan de Ordenación Urbana del municipio, pero sin embargo ha sido totalmente abandonado por sus propietarios, hasta el punto de perder la casi totalidad de ese valor paisajístico que lo hace tan singular.
La finca ocupa una extensión de 5 Ha, que se extiende desde la ribera del río hasta el borde de La Atalaya, y cuenta con tres edificaciones, hoy prácticamente en ruinas: casa de El Menjú, donde residía sus propietarios en sus estancias temporales; la fábrica de la luz, que daba servicio a la Central Hidroeléctrica que funcionó desde antes de 1900,  y la casa del servicio.
Fué comprada en 1908 por D. Joaquín Payá López de Armengoza, y desde entonces sus descendientes han ido administrando la propiedad.

Como anécdota, o algo más que eso, es justo decir en honor a D. Joaquín Payá, que casi la mitad de la Región le debe su iluminación. Su empresa de electricidad, Eléctrica del Segura, desde la finca de Cañaverosa en Calasparra y la del Menjú, en Cieza, cubrió de tendidos y brindó sus servicios a numerosas poblaciones del interior regional y el entorno murciano.

La barca de El Menjú a lo largo de los años

Pasar el río sobre una barca, era el único modo de cruzar el río hasta la construcción del puente de alambre a mitad de XIX.
Después pasó a ser una buena alternativa para cruzar incluso, como se ve e una de las fotografías, un vehículo de los propietarios de la finca. La imagen es de 1938.
A lo largo de los años el río Segura a su paso por el paraje de El Menjú ha visto navegar  por sus aguas desde una góndola de grandes dimensiones hasta una rústica plataforma que se impulsaba “a brazo” por el barquero, y que servía para visitantes y la familia que cuidaba de la finca pasara desde la carretera de Abarán.
Como curiosidad, la barca que se utilizaba para cruzar el río fue bautizada con el nombre de Guillermina, como  la hija de Joaquín Payá.






































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