CABEZO DE LA COBERTERA

FUENTE 1:

Según los arqueólogos que excavaron el yacimiento del Cabezo de la Cobertera a finales de los años ochenta y comienzos de los noventa del siglo XX, los maltratados restos que hoy se pueden contemplar pertenecieron una vez a un granero fortificado que se construyó en época almohade, en torno al siglo XIII. Se trata, por tanto, de un edificio excepcional en Europa, pues sus paralelos encuentran larga tradición en el norte de África y no a este lado del Estrecho de Gibraltar.
    Los restos de la fortificación están declarados Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.
    El cabezo de la Cobertera se encuentra en la confluencia de los límites municipales de Abarán y Blanca, en pleno valle del Segura. El cerro, que se eleva unos cien metros sobre el cauce del río, se convierte en un excelente punto estratégico desde el que se domina buena parte de la vega fluvial. Desde su cima existe un pleno contacto visual, por un lado, con los núcleos de Abarán y Siyâsa (Cieza), y, por otro, una excelente vista del castillo de Blanca.
    El acceso a los escasos restos de este singular edificio se efectúa desde la carretera que une Abarán y Blanca, tomando un desvío que lleva, entre campos de regadío y a través de un camino asfaltado, hasta los pies del cabezo. Desde allí la subida se ha de efectuar a pie.

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FUENTE 2: 

Se trata, según sus estudiosos, de un agadir o granero amurallado colectivo, destinado al almacenamiento del cereal, al refugio de los agricultores y a un lugar donde conservar las reservas alimenticias.
    La fecundidad del lugar, con excelentes tierras de cultivo y abundancia de agua, hubo de provocar una gran concentración de población agrícola entre los años finales del siglo XII y la primera mitad de la siguiente centuria, quizá procedente también de lugares africanos, arrastrados por los conquistadores almohades.
    Esta razón, y la presión bélica de los reinos cristianos de Castilla y Aragón sobre el territorio musulmán de Murcia poco antes de su conquista definitiva, hubo de llevar a los colonos islámicos a la construcción de este edificio fortificado de carácter universal, perfectamente destinado a la conservación del grano, en el interior de almacenes y con áreas abiertas para poder airearlo y evitar su pudrimiento, pero que también pudiera servirles de lugar de refugio durante un ataque.
Dominación cristiana
    El edificio fue abandonado en un momento indeterminado en torno a la segunda mitad del siglo XIII, probablemente tras el fin de la rebelión mudéjar de 1264-66, cuando se produce una despoblación masiva y generalizada de los campos murcianos.
    Los antiguos habitantes musulmanes huían hacia Granada y el norte de África, mientras que Castilla no era capaz de instalar en cantidad suficiente nuevos vecinos cristianos en el territorio.
    No obstante, se documentó una última ocupación temporal por parte de las antiguas estructuras que se produjo durante el siglo XV. Se habilitaron algunas dependencias quizás para servir de vivienda a alguna familia de mudéjares que trabajaba en las tierras circundantes.

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